viernes, 17 de junio de 2011

¡La cultura vale más que el dinero! Salvemos el Palais Concert





El espacio que fuera el rincón literario más importante de nuestro país y donde se reunieran la crema y nata de las letras peruanas como: "El Grupo Colónida". Viene siendo destruido por un conocido Centro comercial alterándose la estructura original con que fuera concebido. El Palais Concert fue el café-confitería que albergara las más encendidas discusiones literarias a principios de siglo XX. El iconoclasta, dandi y vanguardista Conde de Lemos(Val-del-omar) era el centro de atención y es en el Palais Concert donde realizaba el acto de besarse las manos al momento de concluir de leer alguno de sus versos y animaba la tertulia literaria junto a Vallejo y Mariategui autores noveles en busca de reconocimiento y ahora de culto. El Palais Concert fue uno de los primeros locales modernos de Lima de un estilo afrancesado y muy acorde al ambiente de “Belle epoque” que se respiraba en ese entonces. Contaba con un cine, una máquina de helados, escaleras de mármol, ventanas con lunas de vitró y palcos muy bien alumbrados con luz eléctrica toda una novedad para la época, era un ambiente refinado que animaba la pobre vida nocturna con su orquesta de valses vieneses, después de su periodo de esplendor se instalaron: tiendas, zapaterías y hasta una pollería. Que no quede solamente en el recuerdo la imagen en el billete de cincuenta soles en el que queda plasmado el rostro de Valdelomar al lado del local que lo hiciera famoso y reconocido como un mero instrumento de cambio cualquiera. Es el momento de indignarnos y hacer algo para que el Palais Concert sea declarado como Monumento Histórico y no termine destruido, frente a una modernidad que solo siembra cemento para alimentar su sed de riqueza. A los indignados pueden firmar aquí el petitorio.











Tu sonrisa traviesa

se miro en el plaqué

de la tetera obesa
y en la taza de té
La música vienesa
aletargó el Palais

Rimé de sobremesa

un verso sin por qué.


Abraham Valdelomar






Escribe: Julio Páramo
















miércoles, 15 de junio de 2011

Mutual Appreciation




El cine no es una representación real de la vida al menos eso es lo que dicen algunos entendidos en el tema, pero en esta ocasión sucede todo lo contrario; en esta pelicula ocurre casi una representación exacta del gran teatro de la vida , la cadencia y la tranquilidad se desmenuzan de a pocos desde el inicio hasta el final, se observa a primera vista la profunda intimidad de los personajes circundantes de esta producción que es la piedra angular para comenzar a entender esta pelicula llamada muy acorde con la trama“Mutual appreciation”. Es una pelicula sobre jóvenes con muchas ilusiones y con inmensas tribulaciones en sus vidas. Allan(Justin Rice)héroe extraviado de esta historia causa empatía en el espectador y sueña con ser un músico profesional que toca en una banda que está sufriendo un proceso de franca disolución” Los Abejorros” (Bumblebees) en la vida real líder actual de la poderosa banda Bishop Allen con un estilo parecido a los Talking Heads. Allan luce un estilo indie, una banda indie, un comportamiento indie frente a la vida, tiene un aspecto relajado, algo perdido al no saber lo que busca en realidad, despreocupado, introspectivo y timorato a la vez en sus relaciones que no se enfoca en hacer daño a nadie ni mucho menos causan detrimento alguno a los que lo rodean; estereotipo de estos días del joven moderno, diran algunos. Llega a Nueva York y se rencuentra con unos viejos amigos un profesor y una disc jockey que tienen una relación de casi un año. Ellie, periodista y disc jockey se ve atraída por Allan pero ninguno de ellos hace lo posible por establecer una relación concreta el uno con el otro donde solo hay miradas, gestos y algunas caricias de por medio, ella le confiesa su afecto hacia el inmaduro Allan pero ninguno de ellos se inmuta ni esta dispuesto a ceder, la película no es una romántica cursilería ni algo por el estilo, solamente se trata de las apreciaciones mutuas entre los protagonistas (el profesor, Allan y la disc jockey) en el que juega un rol importante su medio . Los diálogos son intrascendentes y frescos lo que lo hace atractivo y gozan de un aire intelectual por los lados que se la vea. La naturalidad en que se desenvuelve la cámara al que no se le agrega suspenso, ni mucho menos escenas intensas llevadas hasta al paroxismo, al no estar sujeto al uso de grandes efectos con el que se encuentra acostumbrado el público promedio, rodado sin grandes pretensiones como si fuera casi un documental de no-ficción. Andrew Bujalski (director de la película)filma en blanco y negro como se debe de filmar para conseguir un trabajo exquisitamente artístico y que forma parte del movimiento “Mumblecore” un cine caracterizado por su bajo presupuesto y relaciones personales de una generación sub-25 determinados por la holgazanería de una generación noventera. Su estilo de trabajo es casi estático y minimalista; sus guiones son altamente improvisados algunas veces cortados, contando con la ayuda de actores no profesionales y ejemplo de ello es la recomendable pelicula ”Funny Ha Ha”su otra producción . Traen a la memoria lo mejor de las realizaciones del movimiento del cine independiente americano de Cassavetes y Jarmush. La cereza en el postre y como corolario final viene acompañado con un abrazo abrupto al final de la película entre los protagonistas quedando muy en claro que solo es una apreciación mutua y un gesto de buena amistad entre los personajes.



Escribe: Julio Páramo