domingo, 21 de febrero de 2010

Nuestra última guerra


Al principio parecía el zumbido de una mosca, luego fue todo un enjambre. Los puntos destellaban ya sobre el horizonte y nuestros niños saltaban de alegría. Era evidente, el pesado sonido de una vieja pipa Volvo no se podía confundir. Pero el desierto delataba otros dos puntos negros escoltándolos. Los "camellos” habían caído en la trampa. Dinamitamos todas las rutas alternas, ninguna luz fue encendida durante catorce noches, aprendimos a comer tierra bajo las cuevas. Este pueblo o lo que quedaba de él, desde la inmensidad sempiterna del universo también había muerto para la versión oficial. Y aún así no pudimos evitar que vinieran con sus mercenarios.
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Prepárate mujer, despacha los hijos a las alturas, que vean como luchan sus padres. La historia de los nuestros nos enseñó que la guerra era un animal que solo apetecía de más muerte. Pero aquí nosotros, somos los únicos que morirán por vida. Ahí vienen, con sus fusiles, con sus bombas, por sus dueños, trayendo el agua nuestra. Aquí vienen mujer, empuñemos quietos todas armas, que la última guerra de este mundo ya se acerca.
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mija

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