viernes, 10 de julio de 2009

Chibola



Extraño corazón el de las mujeres…

Soy rubia, rubísima, soy tan rubia que
me dicen: “Mona no es sino que aletee
ese pelo sobre mi cara y verá que me
libre de esta sombra que me acosa”
Andrés Caicedo (Que Viva la Música)

El amor debería ser un curso universitario
José Ortega y Gasset.

Rojita, rojita como una manzanita…
Yo iba como siempre saltando las calzadas hacía mis clases de Inglés rebosando empeño con el mp3 encendido a cien escuchando a María Betania y a Le Mome Piaf.
Subía las escaleras a paso apurado, holgado de placer. Ahí estabas tú sentada con tus botas cafés, ojos de fruta, senos rasgados, no eras para mí ni para los demás no tenias una figura deliciosa para tu edad ni mucho menos eras una reina.
Tus manos de naranjo a suave azahar, sentada en la carpeta desvencijada rayada por cuchillos rodeada por corazones y nombres de pandilleros, no importaba donde pusieras tu delicada flor y tus cuadernos de Hello kitty, con el diario de Pascualina te contemplaba tan solitaria en medio de mocosos que no reconocían tu brillo, miraba, respiraba con despecho, volteaba, esquivaba, bajaba lentamente el lapicero mientras repetías con la Miss los vocablos, el infinitivo y el imperativo.
-What´s the matter with you, me dijiste sudada mientras reías arrugando aquella naricilla tuya inspectora de hedores. Ese viernes frio furtivo y de marlboro me anime a hablarte, respondías con frialdad llena de suavidad dieciseisañal, cálida primavera adolescente.
Tú parpadeabas como mariposa, tomé tú mansa mano mientras rodabas por la escalera, tus amigas chillaban y carcajeaban te abrasé pero no te besé.
-Te besé-el ultimo día del instituto en las escaleras, manos sudadas, labios ensangrentados, respiración fuerte no podías retener el aliento, dijiste que no sabias besar y así fue.
Acompañándote hasta tu casa, embotellado antes con una botella de Jack Daniels, me expusiste de ebrio refunfuñando como una Atila, te fuiste corriendo dándome un golpe dejándome tus libros llenos de stickers repletos de escarcha con olor a pungente limón y manzana.
Te seguí en pique, te tome del brazo, cogí tu pequeña cintura, abrías las piernas, besaba despacio el cuello hasta llegar al prisma lingual de tus labios inocentes desconocidos de besos, mordelona así de fuerte, te retorcías de risa y pena característica de tu edad. Entretanto tu madre ordenaba meterte a tu casa yo por temor al garrote de tu padre -gritaste que te ibas al Villa María- y no volverías, nunca te creí.
Así termine creyendo, te fuiste, ahora solo mandas emoticons de gatitos por el msn, rasgas coquetamente el webcam y me saludas reilona, ya fuiste, pero aún te espero volver a ver en las escaleras, con un guiño lascivo, repites haciendo un click.

2 comentarios:

mija dijo...

Sublime, tierno, travieso, ilegal...

J Jonathan dijo...

so cute y algo romanticona pero chvr...chvr